Cuando hablamos de autonomía personal estamos haciendo referencia a la capacidad que poseemos las personas para llevar a cabo acciones rutinarias de la forma más libre e independiente posible.

Esta posibilidad de libertad e independencia ha convertido a la autonomía personal en un pilar fundamental en el desarrollo evolutivo de las personas. De hecho, uno de los grandes materiales con los que contamos en la actualidad es la «Tabla de tareas» de María Montessori, la cual nos permite establecer diferentes hitos evolutivos relacionados con la autonomía personal a lo largo de la infancia. Nos hemos atrevido a pictoadaptar este material para que lo podáis descargar y tenerlo cerquita en vuestras rutinas diarias:

Adaptación de la imagen «Tabla Montessori: descubre qué tareas puede realizar tu hijo sólo según su edad» de Imágenes Educativas (https://www.imageneseducativas.com).

Analizando la autonomía personal desde un enfoque centrado en el autismo, es importante destacar que una de las mayores dificultades que nos encontramos en los TEA está relacionada con el déficit en la función ejecutiva. Ello implica que las personas con TEA mostrarán más dificultades en tareas que estén basadas en la planificación, organización de recursos, búsqueda de soluciones, control inhibitorio o puesta en marcha de la memoria de trabajo.

Es fácil que al leer toda esta lista de implicaciones derivadas del déficit en función ejecutiva no hayamos caído en la cuenta de que la gran mayoría de actividades de la vida diaria básicas orientadas al autocuidado (AVDs) se llevan a cabo poniendo en marcha muchos de estos diferentes procesos.

Junto con el déficit en función ejecutiva, también debemos tener en cuenta la débil coherencia central, o lo que es lo mismo, la fijación por los detalles obviando el contexto global.

¿Qué difícil parece tener en cuenta e identificar tantos factores verdad? Analicemos estas dificultades con un ejemplo, seguro que resulta mucho más sencillo…

«Nerea debe abrocharse la cremallera de su abrigo para salir al patio en la hora del recreo. Para ello deberá pensar en todos los pasos que debe seguir para hacerlo con éxito: coger el tirador, meter el pistón por el cajetín, tirar hacia arriba a lo largo de todo el carrusel, parar a tiempo para para no pillarse el cuello (función ejecutiva: planificación)

En el caso de que tenga la mala suerte de pillarse el jersey o la tela que cubre la cremallera, Nerea deberá pensar que hacer para continuar su tarea, en este caso bajar un poquito la cremallera para sacar la tela que había quedado pillada en el cajetín (función ejecutiva: búsqueda de soluciones). Todo ello haciendo gala de una gran destreza motriz fina y una excelente coordinación óculo-manual (función ejecutiva: memoria de trabajo).

Además deberá controlar sus ganas (función ejecutiva: control inhibitorio) de dejarse el abrigo abierto para pasar las yemas de sus dedos una y otra vez por los dientes de la cremallera (débil coherencia central), ya que le encanta la sensación de cosquilleo que le produce».

Y tras este ejemplo seguro que nos asalta la duda, ¿qué podemos hacer para potenciar la autonomía personal en personas con TEA? La respuesta es fácil, buscar fortalezas que nos ayuden a compensar las dificultades que hemos mencionado:

  • Uso de apoyos visuales: son un elemento fundamental en el aprendizaje de las personas con TEA. Nos van a permitir crear secuencias, guías de acción y/o recordatorios que faciliten la autonomía e independencia de la persona. Sirven como apoyo para reducir las ayudas auditivas, las cuales generan mucha más dependencia a la hora de desarrollar una tarea.
  • Aprendizaje secuenciado: el moldeamiento y el encadenamiento hacia atrás son sin duda dos de las grandes técnicas de aprendizaje para el desarrollo de tareas relacionadas con la autonomía personal. Estas ayudas físicas se ofrecen con el objetivo de ir retirándolas progresivamente en función del aumento de autonomía de la persona.
  • Estructuración espacio-temporal: el uso de agendas y/o paneles visuales que proporcionen a la persona información sobre lo que se espera de ella en un momento determinado, también ayudarán a fomentar la autonomía personal, por ejemplo en los desplazamientos entre las estancias de la casa, del colegio y/o del centro de trabajo.
  • Perfil sensorial: es fundamental conocer el perfil sensorial de la persona con TEA, puesto que pueden existir hiper y/o hiposensibilidades que afecten notablemente al aprendizaje y desarrollo de tareas relacionadas con la autonomía personal. Por ejemplo, en personas con problemas de alimentación o negación al lavado de dientes, muy probablemente exista algún tipo de alteración sensorial relacionada con la zona bucal.

Esperamos que esta pequeña introducción teórica sobre la importancia que tiene desarrollar la autonomía personal en personas con TEA haya despertado vuestras ganas de descubrir las próximas entradas del mes de enero, en las cuales hablaremos sobre actividades, materiales y recursos que nos ayuden a seguir trabajando este aspecto.

¡GRACIAS POR LEERNOS!

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